Capelli O, et al. Rev. Nutr. Clin. Metab. 2022;5(4):21-29.





Uso del NutriScore y evaluación de la capacidad funcional en los pacientes oncológicos ambulatorios


Use of NutriScore and functional capacity assessment in ambulatory cancer patients

Uso do NutriScore e avaliação da capacidade funcional em pacientes oncológicos ambulatoriais


Ornella Capelli1, 2*, Pilar Navarro1, 2, Julieta Adaglio1, 2

Recibido: 16 de junio de 2022. Aceptado para publicación: 12 de septiembre de 2022.

Publicado en línea: 12 de septiembre de 2022.

https://doi.org/10.35454/rncm.v5n4.419




1 Instituto Universitario Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas “Norberto Quirno” (IUC). Buenos Aires, Argentina.

2 Servicio de Alimentación y Dietoterapia. Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas “Norberto Quirno”. Buenos Aires, Argentina.

*Correspondencia: Ornella Capelli.

oacapelli@gmail.com



Resumen


Introducción: la malnutrición es frecuente en pacientes con cáncer y se relaciona con una disminución de su capacidad funcional. El NutriScore es una herramienta específica para medir el riesgo de desnutrición en los pacientes oncológicos ambulatorios.

Objetivo: conocer el riesgo nutricional y la capacidad funcional de los pacientes que asisten al hospital de día de oncología del Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas “Norberto Quirno” (CEMIC).

Materiales y métodos: estudio descriptivo, observacional, transversal y prospectivo. Muestreo no probabilístico. Se realizó el NutriScore y la escala ECOG. Se indagó acerca de la presencia de los síntomas relacionados con la ingesta alimentaria y la restricción de los alimentos. Se calculó la media, el desvío estándar y la frecuencia absoluta y relativa, según corresponda. La asociación entre las variables se estableció según Chi cuadrado.

Resultados: se incluyeron un total de 200 pacientes. El 7 % presentó riesgo de desnutrición y el 36,5 % tuvo exceso de peso, según el índice de masa corporal (IMC). El estado funcional se encontró conservado en el 90,5 %. El 62 % presentó síntomas gastrointestinales, siendo los más frecuentes la anorexia y la constipación. El 33 % eliminó algún alimento de su ingesta, siendo los más frecuentes los lácteos y los alimentos con gluten. El riesgo nutricional se asoció significativamente con el tipo de tumor (p = 0,002), de terapia (p = 0,015) y de tratamiento (p = 0,032).

Conclusiones: el riesgo de desnutrición en los pacientes, según el NutriScore, resultó menor del descrito por la bibliografía y no se asoció con la capacidad funcional.

Palabras clave: NutriScore, ECOG, evaluación nutricional, paciente oncológico.


Summary


Background: Malnutrition, frequent in cancer patients, is related to a decrease in their functional capacity. NutriScore is a specific tool to measure the risk of malnutrition in outpatients with cancer.

Objective: To determine the nutritional risk and functional status of patients attending the Oncology Day Hospital of the “Norberto Quirno” Medical Education and Clinical Research Center (CEMIC).

Methods: Descriptive, observational, cross-sectional prospective study. Non-probabilistic sampling. NutriScore and the ECOG scale were used. The presence of symptoms related to food intake and food restriction was studied. Means, standard deviations and absolute and relative frequencies were calculated. The association between variables was determined using the Chi square test.

Results: A total of 200 patients were included. A risk of malnutrition was found in 7%, and 36.5% of patients were overweight, according to BMI. Functional status was preserved in 90.5%; 62% presented symptoms related to food intake, the most frequent being anorexia and constipation; 33% eliminated some food from their diet, the most frequent being dairy products and gluten-containing foods. A significant association was found between nutritional risk and tumor type (p = 0.002), treatment setting (p = 0.015), and treatment (p = 0.032).

Conclusion: The risk of malnutrition according to NutriScore was lower than described in the literature and was not associated with functional status.

Keywords: NutriScore; ECOG; Nutritional assessment; Oncology patient.


Resumo


Introdução: a má nutrição é comum em pacientes com câncer e está relacionada à diminuição de sua capacidade funcional. O NUTRISCORE é uma ferramenta específica para medir o risco de desnutrição em pacientes oncológicos ambulatoriais.

Objetivo: conhecer o risco nutricional e a capacidade funcional dos pacientes atendidos no Hospital de Día de Oncología do Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas “Norberto Quirno” (CEMIC).

Materiais e métodos: estudo descritivo, observacional, transversal e prospectivo. Amostragem não probabilística. Foi realizado o NUTRISCORE e a escala ECOG. Foi indagada a presença de sintomas relacionados à ingestão alimentar e à restrição alimentar. Foram calculadas a Média, o desvio padrão, a frequência absoluta e relativa conforme corresponda. A associação entre as variáveis foi estabelecida de acordo com o Qui quadrado.

Resultados: um total de 200 pacientes foram incluídos. O 7 % apresentou risco de desnutrição e o 36,5 % teve excesso de peso, de acordo com o IMC. O estado funcional foi preservado em 90,5 %. O 62 % apresentaram sintomas gastrointestinais, sendo os mais frequentes anorexia e constipação. O 33 % eliminaram algum alimento de sua ingestão, sendo os mais frequentes os laticínios e os alimentos com glúten. O risco nutricional foi significativamente associado ao tipo de tumor (p = 0,002), tipo de terapia (p = 0,015) e tipo de tratamento (p = 0,032).

Conclusões: o risco de desnutrição nos pacientes segundo o NUTRISCORE foi menor do que o descrito na literatura e não esteve associado à capacidade funcional.

Palavras-chave: NutriScore, ECOG, avaliação nutricional, paciente oncológico.


Introducción


La desnutrición afecta a los pacientes con cáncer, con una prevalencia entre el 30 % al 90 %(1, 2). Entre las distintas causas se encuentra la alteración del estado metabólico del paciente, lo cual varía según el tipo de tumor, el estadio del mismo y el tratamiento oncológico(3, 4). La European Society for Parenteral and Enteral Nutrition (ESPEN) recomienda evaluar el riesgo nutricional en pacientes ambulatorios mediante el uso de alguna de las herramientas de tamizaje nutricional validadas para tal fin(3, 4). En 2017, Arribas y colaboradores validaron el NutriScore para su uso en pacientes oncológicos(5). Este se considera una herramienta de tamizaje sencilla, rápida y eficaz para su aplicación en el ámbito ambulatorio(6-8).

En aquellos pacientes oncológicos detectados con riesgo nutricional, se recomienda realizar una evaluación nutricional exhaustiva con la valoración global subjetiva generada por el paciente (VGS-GP) como estándar de referencia(9). La misma ha demostrado buena correspondencia con respecto a su versión convencional, se ha utilizado como referencia para la validación del NutriScore y ha demostrado tener buena concordancia(5, 10).

Por otra parte, en ciertos tipos de cáncer, como el de mama, se considera a la obesidad como otra forma de presentación de la malnutrición y se asocia con peores resultados y una aceleración en la progresión de la enfermedad(11-14). Según Rocculi y colaboradores, la prevalencia de exceso de peso en una población oncológica ambulatoria de un instituto monovalente de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires fue del 60,7 % (36,6 % sobrepeso y 38,4 % obesidad)(15).

El tratamiento con quimioterapia suele ir acompañado de síntomas como náuseas, vómitos, pérdida de apetito, sequedad de la boca y cambios en la percepción del gusto o el olfato. Estos síntomas pueden afectar significativamente la calidad de vida(11, 16, 17).

El deterioro en el estado nutricional suele acompañarse por una depleción de la masa muscular, especialmente en los adultos mayores(12, 13). Esta conlleva a una mayor disfunción física, mayor riesgo de complicaciones quirúrgicas, aceleración en la progresión de enfermedad, toxicidad limitante de la dosis superior y empeoramiento en la calidad de vida, con menor supervivencia(14, 18-20). En relación a ello, la escala de desempeño Eastern Cooperative Oncology Group (ECOG) se encuentra ampliamente validada para la medición de la capacidad funcional en los pacientes oncológicos(9, 14). Cessot y colaboradores hallaron que 61 % de los pacientes con desnutrición presentó una funcionalidad alterada, con un puntaje ECOG de 2-3(21). A su vez, Bozzetti y colaboradores hallaron cifras cercanas al 20 % en los 1453 pacientes oncológicos ambulatorios incluidos en su estudio(22).

La exclusión de alimentos durante el tratamiento oncológico no se ha estudiado ampliamente. Sullivan y colaboradores estudiaron a 1073 sobrevivientes de cáncer de 20 hospitales en Irlanda y reportaron que el 31,7 % evitó algún alimento en específico durante su tratamiento oncológico. Los alimentos eliminados con mayor frecuencia fueron las bebidas alcohólicas, el azúcar simple, los lácteos, el gluten y las carnes rojas(23).

Por tal motivo, el presente estudio plantea como objetivo describir el estado nutricional, los cambios en el peso, la capacidad funcional, la presencia de síntomas gastrointestinales y la eliminación de los grupos de alimentos habituales de los pacientes oncológicos que concurren a un hospital de día; también tiene como objetivo analizar la asociación entre el riesgo nutricional según la herramienta NutriScore con respecto al sitio del tumor, el tratamiento oncológico, el índice de masa corporal (IMC), la capacidad funcional y la presencia de síntomas gastrointestinales.


Materiales y métodos


Estudio prospectivo, observacional y transversal. Se incluyeron pacientes adultos de ambos sexos, diagnosticados con tumor sólido o hematológico, que concurrieron al hospital de día de oncología del CEMIC durante los meses de marzo a julio del 2021. Se excluyeron a pacientes que estuvieran recibiendo medicación en fase de estudio, con incapacidad para comprender el propósito del estudio o las preguntas del cuestionario y los que no desearon participar. Se eliminaron los datos procedentes de aquellos pacientes en los cuales no se haya podido aplicar alguna de las herramientas de tamizaje o diagnóstico nutricional utilizadas.

El muestreo fue de tipo no probabilístico y por conveniencia(24). Se recabaron datos de todos los pacientes que se encontraban en el hospital de día al momento de la recorrida de sala de las licenciadas en nutrición. El tamaño muestral calculado, con el fin de obtener un nivel de significancia del 95 % con precisión de ± 5 %, fue de 139 pacientes. El mismo se calculó con el programa estadístico OpenEpi, considerando una prevalencia de riesgo de desnutrición del 10%, con una variabilidad del 5 %(25). Dicha prevalencia se estimó a través de una prueba piloto realizada previamente en el mismo centro (n = 50). El tamaño muestral fue el adecuado para obtener una precisión de 3,5 en una prevalencia de riesgo de desnutrición del 7 %.

Dentro de las variables de caracterización se consideraron:

Las variables de estudio fueron:

El presente estudio se adecuó a las normas internacionales de investigación de Helsinki de la Asociación Médica Mundial, a la Ley 3301 del Ministerio de Salud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, a la Resolución 1480/2011 del Ministerio de Salud de la Nación y a todas las legislaciones y reglamentaciones a las cuales se adhiere el comité de ética e investigación del CEMIC. Luego de aprobado por este comité de ética, fue requisito la firma del consentimiento informado previo a la incorporación del individuo al estudio.

Los datos se recolectaron por licenciados en nutrición previamente capacitados. Los datos se obtuvieron de fuentes de información primarias (pacientes y acompañantes) y secundarias (historia clínica electrónica).

En los casos que fuese factible, se utilizó la balanza marca OMRON® (modelo HBF-510LA) con precisión de 100 g y capacidad de 0 a 150 kg, para obtener el peso actual. Además, se utilizó el peso actual referido por el individuo, su acompañante o, en última instancia, el estimado de forma subjetiva por el encuestador. La talla y el peso habitual en los tres meses previos fueron referidos por el mismo paciente o su acompañante.

Los datos recabados se analizaron empleando el software estadístico Stata 11.0®. Para el análisis descriptivo de las variables cuantitativas se calcularon la media y el desvío estándar, y para las variables cualitativas se calculó la frecuencia absoluta y relativa, con sus respectivos intervalos de confianza (IC 95 %). En cuanto a la asociación entre el riesgo nutricional y las diferentes características, se utilizó la prueba Chi cuadrado de Pearson (χ²). Se consideró un nivel de significancia p < 0,05.


Resultados


Se incluyeron un total de 200 pacientes. La mediana de edad fue de 60 años (rango intercuartílico 47-70) con un mínimo de 18 y un máximo de 87 años. El 71 % (IC 95 % 64,1-77) fue femenino, y el 29 % (IC 95 % 22,9-35,9) masculino. Según la clasificación de IMC, 12,5 % (IC 95 % 8,4-18) de los pacientes presentó bajo peso, 51 % (IC 95 % 43,8-58) normopeso y 36,5 % exceso de peso, siendo el 22,5 % (IC 95 % 17-29) sobrepeso y 14 %
(IC 95 % 9,6-19,7) de obesidad.

Los sitios de tumor más frecuentes fueron las mamas y los órganos respiratorios e intratorácicos, en 32 % y 19,5 %, respectivamente, seguido de los órganos genitales y los tumores hematológicos (Tabla 1).

En cuanto a la progresión de la enfermedad, de los pacientes que se encontró registro en la historia clínica, un total de 158, el 81,6 % (IC 95 % 75,61-87,68) se categorizó en estadio III y IV, y el 18,4 % (IC 95 % 12,32-24,39) en estadios I y II.

Con respecto al tipo de terapia, se obtuvieron datos de 181 pacientes, de los cuales 63 % (IC 95 % 56-70) se clasificó como neoadyuvancia o adyuvancia, el 24,3 % (IC 95 % 18,1-30,6) como avanzado de primera línea y el 12,7 % (IC 95 % 7,9-17,6) en avanzado de líneas ulteriores.


Tabla 1. Características de la muestra (n = 200)


Sitio del tumor

n

%

IC

Mama

64

32

25,7-39

Órganos respiratorio e intratorácico

39

19,5

14,4-25,8

Órganos genitales

31

15,5

10,9-21,4

Hematológico

25

12,5

8,4-18

Órganos digestivos

21

10,5

6,7-15,8

Otros

11

5,5

2,9-9,9

Vías urinarias

5

2,5

0,8-9,2

Cabeza y cuello

4

2

0,5-58

Otros

11

5,5

2,9-9,9


IC: intervalo de confianza; n: número de pacientes.


El 92 % (IC 95 % 88,2-95,8) (n = 184) de los pacientes recibió quimioterapia como tratamiento, de estos el 71,2 % (IC 95 % 64,7-77,7) de manera exclusiva, el 19,6 % (IC 95 % 13,8-25,3) junto con hormonoterapia o inmunoterapia y el 9,2 % (IC 95% 5,1-13,4) concomitante con radioterapia; el 8 % (IC 95 % 4,2-11,8) restante recibía únicamente tratamiento hormonal o inmunológico.

Según la herramienta NutriScore, el 7 % (n = 14) (IC 95 % 4-11,7) de la muestra se consideró en riesgo de desnutrición. De los 14 pacientes identificados con riesgo de desnutrición, 57 % (n = 8) (IC 95 % 26,1-83,1) se categorizó con desnutrición moderada y 43 % (n = 6) (IC 95 % 16,8-73,9) con desnutrición severa, según la VGS-GP. Ninguno de los pacientes en riesgo de desnutrición fue categorizado como “bien nutrido”.

En cuanto a la asociación entre el riesgo nutricional, según el NutriScore, y las diferentes características, se encontró una asociación significativa con respecto al tipo de terapia (n = 181; p = 0,006) y de tratamiento oncológico (n = 200; p = 0,037). Se demostró una asociación positiva con respecto al sitio de tumor (p = 0,019). El mayor porcentaje de riesgo de desnutrición se presentó en los tumores de órganos digestivos (28,7 %)
y hematológicos (21,43 %) (Tabla 2). No se hallaron diferencias significativas entre el riesgo nutricional y el estadio del tumor.

El 50 % (IC 95 % 42,9-57,1) (n = 100) de la muestra presentó variaciones en el peso en los últimos tres meses. De los cuales, un 22 % (IC 95 % 16,6-28,5) (n = 22) aumentó de peso y 28,5 % (IC 95 % 22,5-35,4) (n = 29) perdió peso de manera involuntaria. La pérdida de peso fue significativa (mayor del 5 %) en el 14 % (IC 95 % 9,6-19,8) de los pacientes y se asoció consistentemente con riesgo nutricional (p = 0,000). Contrariamente, la categorización de IMC según la edad no se asoció con riesgo nutricional (p = 0,427) (Tabla 3).


Tabla 2. Asociación del riesgo nutricional y el sitio de tumor (n = 200)


Sitio de tumor

NutriScore < 5 puntos

NutriScore ≥ 5 puntos

n

%

IC

n

%

IC

Cabeza y cuello

3

1,61

0,33-5,9

1

7,14

0,2-34

Órganos digestivos

17

9,14

5,5-14,4

4

28,57

8,3-61,4

Vías urinarias

4

2,15

0,6-6,3

1

7,14

0,2-34

Órganos genitales

30

16,13

11,3-22,3

1

7,14

0,2-34

Mama

64

34,4

27,7-41-7

0

0

0-23

Órganos respiratorio e intratorácicos

37

19,89

14,5-26,5

2

14,29

1,8-43,8

Hematológico

22

11,8

7,7-17,5

3

21,43

4,6-50,8

Otros

9

4,8

1,7-13,6

2

14,29

1,8-43,8


IC: intervalo de confianza; n: número de pacientes.



Tabla 3. Asociación entre el riesgo nutricional y las diferentes características


Riesgo según NutriScore

P

Sin riesgo nutricional

Con riesgo de desnutrición

Estadio del tumor

n= 158

I y II

30

1

0,306

III y IV

116

11

Tipo de terapia

n= 181

Neoadyuvancia o adyuvancia

109

5

0,006

Avanzado primera línea

38

6

Avanzado líneas ulteriores

21

2

Tipo de tratamiento

n= 200

Quimioterapia

121

10

0,037

Quimioterapia y radioterapia

12

5

Quimioterapia e inmunoterapia u hormonoterapia

36

0

Inmunoterapia u hormonoterapia

14

2

ECOG

n= 194

0-1

166

12

0,394

2-3

14

2


La capacidad funcional se categorizó como ECOG 0-1 en el 90,5 % (IC 95 % 85,2-94,1) de los casos y el 9,5 % (IC 95 % 5,9-14,8) restante en escala de 2-3. Ningún paciente se categorizó con ECOG 4. La capacidad funcional se asoció significativamente con el sitio de tumor (p = 0,003), no así con el riesgo de desnutrición según NutriScore (p = 0,394) (Tabla 3).

El 62 % (IC 95 % 54,8- 68,6) de los pacientes presentó algún tipo de sintomatología asociada con el tratamiento. Los síntomas reportados con mayor frecuencia resultaron ser constipación y anorexia, ambos en 26,5 % (IC 95 % 20,6-33,3), seguido de náuseas y diarrea en 16 % (IC 95 % 11,3-22). La presencia de algún síntoma gastrointestinal no se asoció con el riesgo nutricional (p = 0,058), pero al analizar cada síntoma por separado, sí se encontró una asociación con respecto a la presencia de anorexia (p = 0,000), vómitos (p = 0,001), disfagia (p = 0,000), disgeusia (p = 0,000) y aversión a alimentos (p = 0,008).

La eliminación de algún alimento o grupo de alimentos debido al diagnóstico de la enfermedad se describió en el 33 % (IC 95 % 26,6-40) (n = 46) del total de la muestra. De los mismos, la eliminación de lácteos resultó ser el más reportado (31,3 %; IC 95 % 19,9-42,6), seguido del gluten, azúcar y carnes en proporciones similares (23,5 %; IC 95 % 13,1-33,8) (Tabla 4).

Tabla 4. Eliminación de alimentos o grupo de alimentos (n = 46)

Alimentos

n

%

IC

Lácteos

20

31,3

19,9-42,6

Gluten

15

23,4

13,1-33,8

Azúcar

15

23,4

13,1-33,8

Carnes

14

21,9

11,8-32


IC: intervalo de confianza; n: número de pacientes.


Discusión


Numerosos estudios han demostrado el impacto negativo que tiene la desnutrición en pacientes oncológicos, lo que reduce la tolerancia y eficacia del tratamiento, la calidad de vida y la supervivencia(3, 16). El objetivo principal del presente estudio fue describir el estado nutricional, la capacidad funcional, los síntomas gastrointestinales y la exclusión de los alimentos en pacientes oncológicos que concurrieron a un hospital de día; asimismo, analizar la asociación entre el riesgo nutricional según NutriScore con respecto al sitio de tumor, el tratamiento oncológico, el IMC, la capacidad funcional y la presencia de los síntomas gastrointestinales.

Dentro de los principales resultados hallados, se puede observar una menor prevalencia de sobrepeso (22,5 %) y obesidad (14 %) con respecto a los datos anteriormente reportados por Rocculi y colaboradores(15). El 36 % de la población en estudio presentó exceso de peso y 22 % de la muestra aumentó de peso en los meses previos. Se quiere subrayar que esta población se beneficiaría de las recomendaciones nutricionales antes, durante y después de su tratamiento oncológico debido al mayor riesgo de presentar comorbilidades, tales como enfermedades cardiovasculares y diabetes(3, 19).

En relación con la prevalencia de desnutrición en los pacientes oncológicos ambulatorios, el presente estudio halló un 7 %, lo cual resulta ampliamente menor de lo descrito por la bibliografía, con cifras que oscilan entre el 30 % al 90 %(2, 4, 9). Este resultado podría deberse a la alta prevalencia de pacientes con diagnóstico de cáncer de mama (32 %), los cuales no presentaron riesgo de desnutrición según NutriScore (0 %) y, por otro lado, con la baja prevalencia de tumores en órganos digestivos (10,5 %), los cuales obtuvieron mayor porcentaje de la misma (28,5 %). La prevalencia de riesgo de desnutrición detectada en el presente estudio resultó mayor al compararse con el estudio de Kang y colaboradores (7 % frente a 2,9 %). La diferencia podría deberse a las variación en los sitios de tumor, teniendo en cuenta que Kang y colaboradores incluyeron pacientes con leucemia, los cuales representaron el 19,6 % de su población y ninguno presentó riesgo nutricional(17).

La baja prevalencia de riesgo nutricional podría considerarse sesgada, ya que la recolección de datos se llevó a cabo durante la infusión del tratamiento de quimioterapia, sin detectar las variaciones en la sintomatología e ingesta alimentaria que ocurren luego de esta(11, 23, 33).

En referencia con la capacidad funcional, la misma se detectó como limitada en el 9,5 % de los pacientes, en contrapartida con las altas cifras (29 %) descritas por Cessot y colaboradores(21). Esta diferencia podría deberse a que la funcionalidad, según ECOG, que se asocia significativamente con el sitio de tumor y la prevalencia de los mismos en cada estudio fueron diferentes. No obstante, no se encontraron disparidades de funcionalidad según el riesgo de desnutrición. Esto resulta en discordancia con Bozzetti y colaboradores(22), que mencionan una asociación entre la funcionalidad y la composición corporal(10).

La principal limitante del estudio fue haber utilizado una herramienta de tamizaje nutricional, que a pesar de ser prometedora por incluir variables específicas de la enfermedad oncológica, estudios recientes han demostrado una baja sensibilidad(17). Es así que recientemente, Kang y colaboradores publicaron un estudio multicéntrico, en el cual se mencionan valores de sensibilidad marcadamente inferiores a los descritos por Arribas y colaboradores, 6,3 % frente a 97,3 %(17).

Aunque no existe un consenso sobre la herramienta de tamizaje más conveniente a utilizar en esta población, se podría haber optado por alguna de las principales herramientas recomendadas por las guías de ESPEN(4) y de la ESMO(3, 9, 34). A pesar de lo mencionado, para el presente estudio se escogió el NutriScore debido a que incluye variables específicas de la enfermedad oncológica, como la localización del tumor y el tratamiento para considerar el riesgo nutricional. Además, en estudios previos, la herramienta ha demostrado una especificidad elevada (96 %-97 %)(5, 17), la cual fue confirmada en el presente estudio, en donde el 100 % de los pacientes detectados en riesgo nutricional fue luego diagnosticado, mediante la VGS-GP, con algún grado de desnutrición(5, 17). La herramienta también fue seleccionada por ser sencilla y rápida para utilizar. Otra limitante del estudio fue haber utilizado la historia clínica para recabar algunos datos, ya que esto limitó la recolección de información para algunas variables, como el tratamiento oncológico y el estadio de la enfermedad. Para el análisis de los resultados debe tenerse en consideración que la distribución del sitio del tumor en los pacientes pudo haber influenciado los resultados del estudio.

El gran vacío de información respecto a la alimentación durante el tratamiento oncológico lleva a los pacientes a hacer uso de fuentes no calificadas y poco confiables, como medios de comunicación no avalados por profesionales de la salud. Este hecho se considera potencialmente peligroso para el estado nutricional de los mismos(23, 35). En cuanto a la muestra en estudio, la prevalencia de eliminación de algún alimento o grupo de alimentos fue similar (33%) a las descritas por Sullivan y colaboradores (31,7 %). Esto podría reflejar, en algún punto, el creciente uso de la medicina complementaria y alternativa, temática de la cual resultaría interesante profundizar en futuras investigaciones(23, 35).

Los efectos secundarios de la quimioterapia provocan un impacto significativo en la calidad de vida del paciente. En la muestra en estudio, más de la mitad de los pacientes (62 %) presentó al menos un síntoma que podría afectar directamente su ingesta alimentaria. Esto pone en duda que la totalidad de los pacientes oncológicos se beneficiarían de una atención nutricional individualizada para el control de la sintomatología(22).

Por lo mencionado previamente, para futuras investigaciones se plantea la necesidad de diseñar una herramienta específica para su uso en pacientes oncológicos lo suficientemente sensible para la detección precoz de aquellos pacientes que se beneficiarían de una intervención nutricional exhaustiva y personalizada; a su vez, que dicha herramienta se relacione con la capacidad funcional. De esta forma, se podría mejorar no solo el estado nutricional de los pacientes, sino también su calidad de vida.


Conclusión


Los hallazgos demuestran que el riesgo de desnutrición en los pacientes oncológicos ambulatorios, según la herramienta NutriScore, varía de acuerdo con el sitio de tumor y se asoció significativamente con el tratamiento oncológico recibido y la localización del tumor. La capacidad funcional disminuida fue más prevalente que el riesgo de desnutrición según el NutriScore.


Puntos clave

  • Se recomienda llevar a cabo la evaluación del riesgo nutricional en pacientes ambulatorios, haciendo uso de alguna de las herramientas de tamizaje nutricional validadas para tal fin, como lo es el NutriScore.
  • El deterioro en el estado nutricional suele acompañarse por una depleción de la masa muscular.
  • La escala ECOG se encuentra ampliamente validada para la medición de la capacidad funcional en los pacientes oncológicos.
  • La funcionalidad, según ECOG, se asocia significativamente con el sitio de tumor.

Agradecimientos


Nuestros más sinceros agradecimientos a la Lic. María Angelica Nadal, jefa del servicio de Alimentación y Dietoterapia del Hospital Universitario CEMIC; a las nutricionistas de planta del servicio de Alimentación y Dietoterapia del Hospital Universitario CEMIC; a las residentes en nutrición del Instituto Universitario CEMIC; al equipo médico y residentes de la sección de oncología del Hospital Universitario CEMIC; al Dr. Juan Gili y al Dr. Hugo Krupitzki, por el asesoramiento metodológico.


Financiación


Este trabajo de investigación no cuenta con ningún patrocinador o financiador. Se realizó en el contexto del tercer año de residencia en Nutrición.


Conflictos de interés


Los autores declaran no tener conflicto de intereses.


Declaración de autoría


O. Capelli, P. Navarro y J. Adaglio contribuyeron a la concepción y diseño de investigación, adquisición, análisis e interpretación de los datos. O. Capelli y P. Navarro redactaron el manuscrito. Todos los autores revisaron el manuscrito, acuerdan ser plenamente responsables de garantizar la integridad y precisión del trabajo, leyeron y aprobaron el manuscrito final.


Referencias bibliográficas

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